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Mostrando las entradas etiquetadas como matrimonio

Un día es como mil años… (I)

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     ¿Para quién puede ser una cosa así? ¿Para una persona en la cárcel? ¿Para quien va a encontrarse con la persona que ama? ¿Para el que aguarda la llegada de una información médica que puede ser una mala noticia?      Si a las veinticuatro horas de un día le quitamos las famosas ocho horas que algunos dicen que hay que dormir, aunque sabemos que no todo el mundo necesita dormir lo mismo, nos quedan dieciséis. Dieciséis horas son novecientos sesenta minutos. Cincuenta y siete mil seiscientos segundos. ¿Cuántas cosas podemos hacer en ese tiempo? ¿Cuánto trabajo? ¿Cuánto cuidado a otras personas? ¿Cuánta reflexión? ¿Cuánto análisis del mundo en que vivimos? ¿Cuánto podemos escuchar a los demás? ¿Cuánto podemos servirles?      Llega a casa de trabajar, en el descansillo saca las llaves, mientras lo hace y selecciona la de su casa, repasa brevemente en su cabeza los sinsabores de la jornada, hace una inspiración profunda y expira lentamente...

Aprende de Duplantis y no quites el colchón.

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     ¿Que quién es Duplantis? El campeón olímpico de salto con pértiga y récord del mundo.  Para los que  leéis esto y esta mañana ante el espejo habéis peinado alguna cana, Duplantis es el equivalente actual a Sergei Bubka, que igual os suena más. El salto con pértiga consiste en saltar un palo colocado en horizontal, ayudándose de un palo flexible. Seguro que alguna vez lo has visto, aunque sea en la tele. El récord del mundo lo tiene Duplantis con 6,27 metros de altura, casi nada.      ¿Qué es lo que hay que aprender de Duplantis? Una cosa esencial, que cae siempre en un colchón. Se prepara, coge carrerilla mientras sujeta la pértiga en alto, la clava en el suelo doblándola, se apoya en ella para intentar superar la barrera y cae desde una altura considerable. Todo esto lo hace porque sabe que abajo le espera un mullido colchón. Y sabe que después de caer, se levantará, cogerá de nuevo la pértiga y podrá volver a hacer otro salto.    ...

Esta procesión saldrá hoy (aunque llueva)

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     Porque sale todos los días del año, haga el tiempo que haga, a las once de la mañana. El hombre, cumplidos ya los ochenta años, coge con prudencia el coche y enfila la carretera que lleva al pueblecito en el que está la residencia de ancianos. Allí está, desde hace algo más de dos años, su mujer. Los primeros síntomas del Alzheimer le pillaron desprevenido. Al principio notó algunos despistes. Más adelante comportamientos extraños. No entendía qué le pasaba a su mujer, por qué se comportaba así. A veces se enfadaba con ella. Cuando, por fin, llegó el diagnóstico se preocupó, pero tiró adelante con decisión. Juntos habían pasado muchas dificultades, pasarían también ésta. La cuidó, la lavó, la acompañó a los médicos, la atendió durante tres años en casa. En ocasiones se desesperaba con ella, especialmente cuando después de un momento de lucidez que suponía un pequeño respiro, llegaba un momento de extravío que actualizaba su sufrimiento. Siguió queriéndola como en l...

“Perdóname, por quererte igual que antes”

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     La frase forma parte de una canción de Amaral titulada “ Perdóname ”. (En realidad, la frase no es así, textualmente dice “discúlpame por quererte igual que antes”, pero me voy a permitir el atrevimiento de sustituir ese “discúlpame” por un más contundente “perdóname” sin traicionar el espíritu de la canción).      La canción expresa el arrepentimiento de una persona por los errores cometidos en una relación que se deteriora. Algunas pueden sonar reconocibles: “perdóname por todos mis errores, por mis mil contradicciones”. La mayoría de las personas podemos reconocer errores que hemos cometido en nuestras relaciones. Esto no es especialmente novedoso, aunque es muy saludable.      Lo que resulta verdaderamente original es expresar arrepentimiento porque el amor sea igual que al principio. Esto encierra una carga de profundidad que vamos a intentar desentrañar.      Está muy asumido socialmente que el amor se vive en una tr...

Reducir y dejar que se revele

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Entro en el despacho de Pedro Chico y le veo haciendo un esquema. Pedro, para los que no le conozcáis, es un hermano de la Salle con el que comparto/reparto estas páginas. Él escribe las segundas quincenas de mes. Yo, las primeras. Y además corrige las faltas de ortografía que a veces se me cuelan y la multitud de comas que desparramo por los textos. Él les pasa el rastrillo y los deja un poquito más aseados. Está sentado delante de la mesa haciendo anotaciones en un papel, ideas metidas en círculos unidas a otros círculos que contienen otras ideas, en relaciones jerarquizadas para explicar una realidad. Los muchísimos alumnos que Pedro Chico ha tenido a lo largo de su vida como profesor le recuerdan con mucho cariño y coinciden en cómo explicaba siempre con sus famosos esquemas. Antes de que levante la cabeza del papel y me mire, me asalta el recuerdo de lo que nos insistían en la importancia de hacer un buen resumen de los textos y un esquema cuando, de chavales, alguien nos hablaba ...

Dile cuál es tu 1%

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     Me llamas para contarme la tremenda bronca que habéis tenido y dices que lleváis sin hablaros desde entonces. Nada más que para organizaros con los niños, las compras y las tareas de casa. Pero no habéis vuelto a hablar del tema. Tú estás cabreado: que si mira como te habló ella, que fíjate lo que te dijo delante de todos, que podía haberte hablado de otra forma, que no tiene derecho a tratarte así, que estás harto... Te escucho y creo entenderte más o menos. Seguramente tienes tus motivos para haberte enfadado. Ahora me preguntas qué hacer, que no te gusta llevar así varios días, que encima ella se ha enfadado porque tú te enfadaste y así la cosa se va enfriando cada vez más. Me preguntas cómo volver a la calma, cómo limar asperezas, cómo derretir el hielo. Recuerdas algún otro episodio parecido a este. Cuando has vuelto a sacar el tema, habéis vuelto a discutir, prorrogando así en el tiempo este desierto polar. Así que de ninguna manera crees que sea una buena id...

Presentación del libro Navegando Juntos en Valladolid

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En COPE Valladolid y Onda Cero Valladolid hablando de Navegando Juntos

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En el programa Más de Uno Valladolid, de Onda Cero, hablando de Navegando Juntos. Escúchalo  aquí En el programa Herrera en COPE Valladolid  aquí  a partir del minuto 12:55 

Transitar de la admiración pasiva a la activa

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     Tengo un lingüista de cabecera, se llama Carlos. A veces, cuando escribo, le pregunto por el significado de una palabra o por su etimología. Y siempre aprendo algo con él.      Como llevaba tiempo dando vueltas a este articulillo, le pregunté por el origen de la palabra admirar. Copio aquí su respuesta con dos pequeños añadidos míos para su mejor comprensión: “Admirar es un calco del latín. Primero está la preposición latina ad que se usa para construir los complementos locativos de destino. El complemento circunstancial de lugar hacia el que me dirijo. Ya solo nos dice que admirar es una disposición activa y tiene una finalidad, un destino o una vocación. La mística (contemplación) es acción. Mirar en castellano está claro lo que es, pero comparte étimo con milagro (miraculum), con maravilla (mirabilia). La raíz indoeuropea de la que vienen todas estas palabras se traduce por sorprender y reír. Y esto para la mística ya es algo precioso. El indoeurope...

¡Bendita paradoja!

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 ¿Los adolescentes son insoportables o encantadores? Este verano escuchaba a Jaume Funes, un  auténtico sabio, hablando de cómo acompañar la adolescencia hoy. Me resultó interesantísimo. Hubo una expresión que me llamó la atención, me hizo pensar dándole vueltas durante todo el verano hasta parir esta pequeña reflexión que hoy les comparto. Comentó Funes refiriéndose a los adolescentes que eran encantadoramente insoportables. Automáticamente se produjo una risita de asentimiento entre el público, que se sintió identificado con esa expresión. Me llamó la atención tanto la expresión como el asentimiento del público. Los que hemos transitado por la adolescencia de nuestros hijos, hemos acompañado a padres de adolescentes o hemos trabajado con adolescentes, sabemos que a veces te dan ganas de estrangularlos, por ejemplo, cuando miras el desorden de su habitación, traen las notas del instituto o te dicen “ya voy” y no van. Otras veces te dan ganas de abrazarlos, como cuando res...

¡¡¡Ya salió "Navegando juntos"!!!

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     La asociación Encuentro y Solidaridad ha publicado este librito en el que he colaborado. Os dejo la presentación del libro.      Está conformado por tres elementos.      El primero es una historia de amor. La vida del matrimonio de Teresa y Antonio contada por la propia Teresa. Una vida como la de tantos, una vida cargada de amor, con sus grandezas y sus imperfecciones que hacen más real el amor. No queremos presentarla como un modelo a seguir ni como un ejemplo a imitar. Queremos presentarla como lo que es, una historia de amor que provoca asombro, suscita preguntas y promueve esperanza.      El segundo elemento son algunas reflexiones de Diego. Algunas se han reflejado en los artículos que mensualmente se han ido publicando en la revista diocesana “Iglesia en Valladolid” en los últimos cinco años. Otras han sido adaptadas para esta edición. Son reflexiones que surgen de la observación de las relaciones familiares y trata...

Examinemos nuestra herencia… emocional.

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     Una de las cosas que nos suelen dejar nuestros padres en herencia es un estilo emocional, una manera de relacionarnos con las emociones. Siguiendo a John Gottman podemos describir cuatro estilos emocionales.       El primero de ellos sería el estilo directivo. Es aquella manera de situarse ante las emociones que las reconoce y las nombra como una primera manera de hacerse cargo de la emoción. Pero no se queda solo en eso, sino que además de reconocerla y validarla, ofrece una guía de comportamiento ante esa emoción al tiempo que le pone algún límite a su expresión. “Entiendo que estás enfadado, pero no puedes dar patadas a las cosas, cuando estés calmado hablamos de lo que ha pasado”. Este tipo de guía no siempre conduce directamente a una respuesta adecuada en el otro, pero al menos ofrece el modelo por el cual se le capacita para desarrollar formas de afrontar sus emociones y decidir cómo comportarse ante ellas. Las personas que se han criado en...

Tragicomedia de los Aglutinassi y los Desapegatto (y II)

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                   En el artículo anterior dejábamos a Romeo Aglutinassi y Julieta Desapegatto comenzando su conflicto en la preparación de su boda. Provienen de familias muy diferentes, los Aglutinassi son una familia superunida. Los Desapegatto van un poco cada uno a lo suyo. Julieta no soporta la mínima intromisión de nadie que no sea Romeo en las decisiones sobre cómo celebrar su matrimonio. Eso es interpretado por los Aglutinassi como un desprecio descomunal a toda la familia y presionan a Romeo para que haga que Julieta ceda y se deje aconsejar por los Aglutinassi respecto de detalles concretos de la boda. Romeo empieza a verse entre la espada y la pared. Quiere a Julieta, pero le pesa como una losa la lealtad a los Aglutinassi. Trata de hablar con ella, pero ella le ve falto de carácter respecto de su familia de origen. No sabe imponerse y eso, para un Desapegatto es de las peores cosas que te pueden pasar, porque están acostumbra...

Tragicomedia de los Aglutinassi y los Desapegatto (I)

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Son dos familias muy diferentes, que no es que se lleven mal como los Capuleto y los Montesco de Romeo y Julieta, sino que son radicalmente distintas. Los Aglutinassi son una familia unida, siempre lo han sido. Pasan mucho tiempo juntos. Se reúnen todos los domingos a comer y quedan alguna vez más entre semana. Tienen sus propios rituales, muy marcados. Siempre han celebrado las cosas de la misma manera y les encanta no variar. Como alguien proponga una pequeña variación en la forma de celebrar la Nochebuena, inmediatamente todos se le echan encima. Lo pasan como enanos recordando momentos en común. Se cuentan todo unos a otros, los pequeños avatares de la vida y las grandes decisiones a las que se enfrentan. Se dan consejos mutuamente, aunque no se los pidan, pero es su forma de decir al otro que me importa, que le tengo en cuenta. Conocen el estado de ánimo de cada miembro. Cuando un Aglutinassi enferma, recibe el cuidado y la atención del resto de los miembros. El dolor de uno l...

Cuando la enfermedad visita a la pareja

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  El impacto de una enfermedad en una pareja trastoca de forma clara la síntesis entre intimidad y autonomía a la que una pareja o matrimonio ha llegado a lo largo de su recorrido vital.  Si pudieron hacer esa síntesis como pareja desarrollando las herramientas necesarias para conseguirla, es posible que en medio de la enfermedad puedan realizar los ajustes adecuados que la enfermedad requiere y que pueden ser cambiantes a lo largo de su evolución. Para ello es imprescindible entender que la enfermedad no es incompatible con el amor. Que es posible el amor en medio de ella, no solo por parte del miembro sano, que se convierte la mayor parte de las veces en el cuidador principal, sino también por parte del enfermo, que no pierde su capacidad de entrega y de acogida. Una de las tareas que ayudan a realizar esa síntesis entre intimidad y autonomía es la de abordar de forma realista las expectativas que cada uno de los miembros de la pareja tiene acerca del otro y cómo se ...

Treinta y siete pequeñas maneras de estorbar

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     Una vez leí un hermoso texto de José Luis Martín Descalzo titulado Veinticuatro pequeñas maneras de amar, muy recomendable, por cierto. En él desgranaba de forma amable y concreta, veinticuatro maneras de amar a los que están a nuestro alrededor. Como yo no llego a la altura de Martín Descalzo ni de broma, me cuesta escribir algo parecido a eso. Pero, sin embargo, no me resulta demasiado difícil hacer una lista de las maneras de estorbar que tiene la gente.  Aquí van treinta y siete:  Aparcar el coche en la calle o en un aparcamiento ocupando dos plazas. Hablar, hablar y hablar sin escuchar. Pararse en medio del pasillo en el supermercado con el carrito cruzado impidiendo el paso al resto de clientes. Ceder a todos los caprichos de los hijos. Caminar cambiando de dirección de golpe sin mirar si viene alguien por detrás. Ir con el paraguas abierto por los soportales en día de lluvia. Regalar un móvil a un niño por su primera comunión, es decir, con 8 años....

Elogio de la pausa

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     Me gusta el fútbol. No me paso el día viendo partidos, ni me cojo un cabreo monumental cuando pierde mi equipo, el Valladolid, pero me gusta el fútbol. Algunos de los recuerdos más nítidos de mi infancia están ligados al fútbol: aquel balón lanzado por Platini que se cuela por debajo de Arconada en la final de la Eurocopa del 84. El 12 a 1 contra Malta. El penalti fallado por Eloy contra Bélgica en el Mundial del 86. O en el ámbito local, la Copa de la Liga ganada por el Valladolid en el 84 o la final de la Copa del Rey perdida en el 89.      Esos son los de la infancia. Pero hay un recuerdo que destaca sobre todos los demás, un recuerdo más cercano: el Mundial de Sudáfrica en 2010, cuando fuimos los mejores. Y un momento clave: el gol de Iniesta. La tensión previa al remate, los saltos de alegría cuando el balón llega a la red, los abrazos, los nervios hasta que terminó el partido… Inolvidable.      Tiempo después escuché a Iniesta cont...

¿Dónde empieza la infidelidad?

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     No empieza cuando se descubre. Que las cosas salgan a la luz pone negro sobre blanco la situación y puede ser el inicio de un camino diferente. Pero la cosa no empieza ahí.                 No empieza cuando se da el contacto físico. Es cierto que es una línea roja, pero antes de que suceda ya ha habido tanta lejanía respecto del cónyuge, se han escondido tantas cosas, que el engaño ya está hecho y el contacto físico es la gota que colma el vaso. Pero la cosa no empieza ahí. No empieza el día que quedas a solas con la otra persona sin contárselo a tu cónyuge. “Total para qué, no hay nada malo en quedar con otra persona y es posible que si se lo cuento lo malinterprete y se enfade”. Y construyes así un secreto que os va alejando. Pero la cosa no empieza ahí. No empieza el día que le cuentas a la otra persona tus problemas matrimoniales o le cuentas algo sobre ti que no has contado a tu par...

Sentir diferente, olvidar lo sucedido, hacer ver algo y otras misiones imposibles.

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     Cuando tenemos deseos de cambiar algún aspecto de nuestra vida, lo primero que tenemos que tener en cuenta es si aquello que deseamos cambiar es una acción voluntaria o involuntaria.      Me explico. No todas las acciones que realizamos son voluntarias. Algunas no dependen de nuestra voluntad. Por ejemplo, dormir, sentir, olvidar, tener ganas… Algunas veces nos gustaría cambiarlas porque no nos convence cómo funcionan, por ejemplo, me gustaría dormir mejor. Otro ejemplo, me gustaría que las cosas no me afecten. Otro más, me gustaría olvidar lo que pasó. El último, me gustaría volver a tener las ganas que tenía de hacer cosas, antes de que pasara todo esto.      Estas cuatro acciones: dormir, sentir, olvidar, tener ganas, son acciones involuntarias. ¿Qué quiere decir esto? Que al no depender de nuestra voluntad no podemos controlarlas. Para muestra un botón. Si estás leyendo esto sentado, prueba a ponerte de pie. Lo normal (salvo alguna c...