Porque sale todos los días del año, haga el tiempo que haga, a las once de la mañana. El hombre, cumplidos ya los ochenta años, coge con prudencia el coche y enfila la carretera que lleva al pueblecito en el que está la residencia de ancianos. Allí está, desde hace algo más de dos años, su mujer. Los primeros síntomas del Alzheimer le pillaron desprevenido. Al principio notó algunos despistes. Más adelante comportamientos extraños. No entendía qué le pasaba a su mujer, por qué se comportaba así. A veces se enfadaba con ella. Cuando, por fin, llegó el diagnóstico se preocupó, pero tiró adelante con decisión. Juntos habían pasado muchas dificultades, pasarían también ésta. La cuidó, la lavó, la acompañó a los médicos, la atendió durante tres años en casa. En ocasiones se desesperaba con ella, especialmente cuando después de un momento de lucidez que suponía un pequeño respiro, llegaba un momento de extravío que actualizaba su sufrimiento. Siguió queriéndola como en l...
Se acerca el Día del Padre. Quedaron atrás las pequeñas manualidades con las que me despertabas los diecinueve de marzo y quizá por eso hoy quiero hacer repaso de algunos regalos que me has hecho desde que naciste. Un regreso. Contigo volví a disfrutar de cosas muy simples: un rato en el parque en primavera, hacerme el sorprendido cuando te escondías tras la esquina para darme un susto, acompañarte a los partidos de los sábados, peinar una muñeca, jugar al pilla pilla, leer un cuento despacio, dar patadas a un balón, la emoción de esperar tu cumpleaños… Me estaba volviendo un poco refinado hasta que llegaste, contigo volví a disfrutar como cuando era un niño. Una patada. Con ella me lanzaste fuera del centro del mundo que yo intentaba ocupar. Una enfermedad, un problema en el cole, un reto por afrontar y tenía que salir de mi mundo. Ahora compruebo con alegría que eso ha hecho que haya relativizado mis neuras y obsesi...
Para escribir Un regreso, una patada, una luz, una urgencia, un espejo, una tensión, y otros regalos del Día del Padre. pregunté a unos cuantos padres qué había supuesto la paternidad para ellos, en qué les había hecho mejores. Quería reflejar algo más que mi propia experiencia en el artículo. Recibidas las respuestas considero que merecen quedar recogidas en algún sitio por su riqueza, su honestidad y su alegría. Las dejo aquí conservando el anonimato. Algunas son transcripciones de audios grabados en medio de las tareas del día, otras están enviadas a través de un mensaje de guasap y hay quien se ha sentado ante el PC para escribir. Todas son valiosas, creo. Sólo he eliminado algunos datos que permitían identificar fácilmente a las personas y he corregido las faltas de ortografía más evidentes, para no retocar nada de la expresividad que contienen. A todos los que han aportado su experiencia, gracias. Y a ti, lector, te invito a dejar tu experiencia en comentarios. ...
Iba a escribir sobre la capacidad de escuchar. Es un tema al que dedico algún rato de vez en cuando: le doy una vuelta, leo algo sobre el tema, converso con algún amigo… Pero me resulta especialmente difícil escribir sobre esto en estos días en los que por todos lados aparecen personas que expresan su opinión sobre la situación política actual: en los medios de comunicación, en las redes sociales, en las reuniones familiares, en la frutería, en el súper cuando se encuentran dos amigos, en los lugares de trabajo, en los grupos de guasap… Es un no parar. Pero tengo que cumplir con mi entrega para esta revista y entonces me siento e intento escribir algo sobre la importancia de escuchar y no puedo dejar de escuchar las voces de los posibles lectores en mi cabeza. Les confesaré que cuando leo un libro me imagino hablando con el autor, haciéndole preguntas o llevándole la contraria en algo. Lo mismo me pasa cuando escribo, que imagino al lector hablando conmigo y a mí respondiendo ...
¿Los adolescentes son insoportables o encantadores? Este verano escuchaba a Jaume Funes, un auténtico sabio, hablando de cómo acompañar la adolescencia hoy. Me resultó interesantísimo. Hubo una expresión que me llamó la atención, me hizo pensar dándole vueltas durante todo el verano hasta parir esta pequeña reflexión que hoy les comparto. Comentó Funes refiriéndose a los adolescentes que eran encantadoramente insoportables. Automáticamente se produjo una risita de asentimiento entre el público, que se sintió identificado con esa expresión. Me llamó la atención tanto la expresión como el asentimiento del público. Los que hemos transitado por la adolescencia de nuestros hijos, hemos acompañado a padres de adolescentes o hemos trabajado con adolescentes, sabemos que a veces te dan ganas de estrangularlos, por ejemplo, cuando miras el desorden de su habitación, traen las notas del instituto o te dicen “ya voy” y no van. Otras veces te dan ganas de abrazarlos, como cuando res...
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