¿Convivir antes de casarse?

    Hemos hablado a veces de lo de convivir juntos antes de casarse. Es un tema bien interesante y una realidad social evidente. No sólo ha descendido el número de parejas que decide casarse, por la Iglesia o por lo civil, sino que la mayoría (no tengo el dato, pero me fío de lo que veo a mi alrededor) de los que se casan, llevan un tiempo conviviendo y muchos de ellos tienen hijos. No es que yo quiera convencerte de que te cases sin convivir antes, no. Me parece más importante hablar del fondo del tema y que tomes la decisión que creas que debes
tomar.
    
    Me dices que convivir antes de casarse te parece imprescindible, porque casarse es una cosa seria y no puedes tomar la decisión sin conocer realmente al otro. Que solo se le conoce bien conviviendo con él. Que es en la intimidad donde el otro se muestra realmente como es. Y que a partir de ahí se toma la decisión con mucha más claridad. Que conoces muchos casos de matrimonios que se separan porque no se han conocido bien antes de casarse y que es preferible separarse antes de haberse casado.
    
    En algunas cosas no te falta razón. Una relación de pareja suele comenzar con una idealización por la que ponemos al otro cualidades que no tiene, al tiempo que ignoramos o disminuimos sus defectos. Eso hace que nos parezca una persona maravillosa. Esa idealización puede ser más o menos intensa y durar más o menos tiempo, pero suele terminar, porque los defectos del otro se nos hacen evidentes en el trato frecuente. En general es buena idea ser consciente de los defectos del otro antes de casarse, en eso estoy de acuerdo contigo.

    También coincido contigo en que casarse es una cosa seria y es algo importante, la mayoría de las veces aplastado por los ceremoniales exteriores, los preparativos y las modas. Y que no conviene tomar esa decisión a la ligera. 

    Pero el quid de la cuestión está, a mi modo de ver, en lo siguiente: estamos de acuerdo en que la persona que has idealizado no es realmente ella, es una imagen que tú has construido. Lo que me gustaría subrayar es que la persona que has desidealizado tampoco es ella realmente. Es más bien, un esquema de ella que has podido llegar a intuir en tu relación. Es decir, una reducción. Y no es que tú seas mala persona porque reduces a esquemas a los demás, qué va, eso lo hacemos todos. Es una manera de simplificar y facilitar nuestro conocimiento del mundo. No es una cuestión moral, es más bien, la manera que tenemos de procesar la información. Nos ahorra mucho esfuerzo y energía, pero tiene el inconveniente de que perdemos matices imprescindibles y cometemos algunos errores de apreciación.

    Los esquemas a los que reducimos a los demás, son eso, esquemas, reducciones, a veces asimilaciones. Pero el otro es mucho más que ese esquema. No podemos conocer la complejidad de cada persona con la que nos cruzamos en la vida, pero es bueno saber que esa complejidad existe y que se nos va revelando a medida que compartimos tiempo y vida. Nuestro conocimiento del otro siempre será un esquema y, por tanto, limitado. El otro siempre tendrá capacidad de sorprenderte.

    Por otro lado, sucede que como a lo largo de la vida vamos cambiando, la persona a la que en un momento determinado crees conocer, no deja de evolucionar, por lo que será otra persona diferente dentro de dos años o dentro de diez.
    
    Por tanto, no pasa que cuando convives con alguien ya le conoces y tienes así más seguridad para casarte. Eso no pasa. Casarse no es el premio por una prueba superada, ni es el paso que uno da con la certeza y la seguridad que otorga un periodo de prueba. Si la vida es cambio, la decisión de casarse es la decisión de cambiar juntos.

    Lógicamente, cuando llegue el momento tomarás la decisión que consideres. Si decides convivir antes de casarte solo te daré un consejo, no dejéis de cuidar de vuestro amor para hacerlo crecer. Si os lo tomáis en serio, seguramente encontrareis en el matrimonio un buen punto de apoyo en ese camino, que a veces es complicado y difícil, pero que puede ser la aventura más maravillosa en la que embarcarse.

Publicado originalmente en Iglesia en Valladolid en diciembre de 2022

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