Tragicomedia de los Aglutinassi y los Desapegatto (y II)

                 En el artículo anterior dejábamos a Romeo Aglutinassi y Julieta Desapegatto comenzando su conflicto en la preparación de su boda. Provienen de familias muy diferentes, los Aglutinassi son una familia superunida. Los Desapegatto van un poco cada uno a lo suyo. Julieta no soporta la mínima intromisión de nadie que no sea Romeo en las decisiones sobre cómo celebrar su matrimonio. Eso es interpretado por los Aglutinassi como un desprecio descomunal a toda la familia y presionan a Romeo para que haga que Julieta ceda y se deje aconsejar por los Aglutinassi respecto de detalles concretos de la boda. Romeo empieza a verse entre la espada y la pared. Quiere a Julieta, pero le pesa como una losa la lealtad a los Aglutinassi. Trata de hablar con ella, pero ella le ve falto de carácter respecto de su familia de origen. No sabe imponerse y eso, para un Desapegatto es de las peores cosas que te pueden pasar, porque están acostumbrados a sacarse las castañas del fuego.

                El conflicto crece porque Romeo está acostumbrado a compartir sus dificultades con alguien. Trata de hablar con Julieta, pero cada vez que saca el tema ella le llena de reproches. Así que es mejor no hablar mucho del tema con ella. Total, que habla del tema con su familia que, como es habitual, hacen piña con él frente al enemigo exterior, en este caso Julieta y la llenan de críticas, lo cual tampoco hace sentir bien a Romeo, que empieza a verse metido en un lío monumental.

                En la otra parte, el vaso de la paciencia de Julieta se va llenando. Está claro que Romeo es muy blando con su familia y no sabe ponerse en su sitio y tampoco le da a ella el sitio que le corresponde ante su familia, por lo que le reprocha su comportamiento. Ella está más que acostumbrada a poner en su sitio a su familia cuando hace falta, que no suele hacer mucha falta, la verdad. Además, Julieta está acostumbrada a no contar demasiado sus problemas por lo que, para evitar broncas, se guarda algunos reproches hacia Romeo, pero estos se van acumulando y de vez en cuando explotan como un volcán.

                Cada detalle de la boda se convierte en un motivo de conflicto porque representa simbólicamente el poder en la nueva familia que se está formando. Por supuesto, esto solo lo ve Julieta, porque Romeo no percibe tanto problema, para él que las invitaciones sean de un color u otro no tiene demasiada importancia.

                Se cumple entonces aquella máxima que yo he leído a algún gran terapeuta: “El matrimonio es el campo de batalla al que las familias de origen envían a sus mejores soldados a librar las batallas, como los generales dirigen a la infantería desde sus cuarteles”. Digo que se la he leído a alguien porque me parece demasiado buena para ser mía, la verdad.

                Volviendo a Romeo y Julieta, la situación amenaza ruina. Que la cosa salga adelante será una obra de orfebrería fina. Pasará por hacer un repaso de los códigos familiares y por entender que ellos tienen que construir su propio código. No se trata de ser clones de alguna de las familias, sino de ir conformando, con tiempo y diálogo, un estilo propio. Les tocará aprender a poner algunos límites y tomar algunas decisiones, fortaleciendo la lealtad dentro del matrimonio y evitando ventilar los defectos del otro con la familia de origen. Tendrán que darse cuenta que entre ellos podrán reconciliarse después de una discusión, pero con la familia del otro será más difícil. Será bueno que eviten hacer elegir al otro entre “tu familia o yo”. Y reconocer la influencia que ha tenido en mí el estilo de mi familia, sin identificarlo con el estilo “bueno” o “correcto” y el otro como el estilo “malo” o “incorrecto”. Hay familias que han acentuado la pertenencia y se convierten en Aglutinassi. Hay familias que acentúan la autonomía y se convierten en Desapegatto. Y las cosas tienen un sentido propio en cada familia. Los Romeo y Julieta de esta historia tienen tarea por delante. Si lo logran seguramente formen una nueva familia con un nuevo apellido, los Equilibratti.

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