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Mostrando entradas de 2024

Reducir y dejar que se revele

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Entro en el despacho de Pedro Chico y le veo haciendo un esquema. Pedro, para los que no le conozcáis, es un hermano de la Salle con el que comparto/reparto estas páginas. Él escribe las segundas quincenas de mes. Yo, las primeras. Y además corrige las faltas de ortografía que a veces se me cuelan y la multitud de comas que desparramo por los textos. Él les pasa el rastrillo y los deja un poquito más aseados. Está sentado delante de la mesa haciendo anotaciones en un papel, ideas metidas en círculos unidas a otros círculos que contienen otras ideas, en relaciones jerarquizadas para explicar una realidad. Los muchísimos alumnos que Pedro Chico ha tenido a lo largo de su vida como profesor le recuerdan con mucho cariño y coinciden en cómo explicaba siempre con sus famosos esquemas. Antes de que levante la cabeza del papel y me mire, me asalta el recuerdo de lo que nos insistían en la importancia de hacer un buen resumen de los textos y un esquema cuando, de chavales, alguien nos hablaba ...

Dile cuál es tu 1%

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     Me llamas para contarme la tremenda bronca que habéis tenido y dices que lleváis sin hablaros desde entonces. Nada más que para organizaros con los niños, las compras y las tareas de casa. Pero no habéis vuelto a hablar del tema. Tú estás cabreado: que si mira como te habló ella, que fíjate lo que te dijo delante de todos, que podía haberte hablado de otra forma, que no tiene derecho a tratarte así, que estás harto... Te escucho y creo entenderte más o menos. Seguramente tienes tus motivos para haberte enfadado. Ahora me preguntas qué hacer, que no te gusta llevar así varios días, que encima ella se ha enfadado porque tú te enfadaste y así la cosa se va enfriando cada vez más. Me preguntas cómo volver a la calma, cómo limar asperezas, cómo derretir el hielo. Recuerdas algún otro episodio parecido a este. Cuando has vuelto a sacar el tema, habéis vuelto a discutir, prorrogando así en el tiempo este desierto polar. Así que de ninguna manera crees que sea una buena id...

Presentación del libro Navegando Juntos en Valladolid

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En COPE Valladolid y Onda Cero Valladolid hablando de Navegando Juntos

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En el programa Más de Uno Valladolid, de Onda Cero, hablando de Navegando Juntos. Escúchalo  aquí En el programa Herrera en COPE Valladolid  aquí  a partir del minuto 12:55 

Transitar de la admiración pasiva a la activa

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     Tengo un lingüista de cabecera, se llama Carlos. A veces, cuando escribo, le pregunto por el significado de una palabra o por su etimología. Y siempre aprendo algo con él.      Como llevaba tiempo dando vueltas a este articulillo, le pregunté por el origen de la palabra admirar. Copio aquí su respuesta con dos pequeños añadidos míos para su mejor comprensión: “Admirar es un calco del latín. Primero está la preposición latina ad que se usa para construir los complementos locativos de destino. El complemento circunstancial de lugar hacia el que me dirijo. Ya solo nos dice que admirar es una disposición activa y tiene una finalidad, un destino o una vocación. La mística (contemplación) es acción. Mirar en castellano está claro lo que es, pero comparte étimo con milagro (miraculum), con maravilla (mirabilia). La raíz indoeuropea de la que vienen todas estas palabras se traduce por sorprender y reír. Y esto para la mística ya es algo precioso. El indoeurope...

¡Bendita paradoja!

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 ¿Los adolescentes son insoportables o encantadores? Este verano escuchaba a Jaume Funes, un  auténtico sabio, hablando de cómo acompañar la adolescencia hoy. Me resultó interesantísimo. Hubo una expresión que me llamó la atención, me hizo pensar dándole vueltas durante todo el verano hasta parir esta pequeña reflexión que hoy les comparto. Comentó Funes refiriéndose a los adolescentes que eran encantadoramente insoportables. Automáticamente se produjo una risita de asentimiento entre el público, que se sintió identificado con esa expresión. Me llamó la atención tanto la expresión como el asentimiento del público. Los que hemos transitado por la adolescencia de nuestros hijos, hemos acompañado a padres de adolescentes o hemos trabajado con adolescentes, sabemos que a veces te dan ganas de estrangularlos, por ejemplo, cuando miras el desorden de su habitación, traen las notas del instituto o te dicen “ya voy” y no van. Otras veces te dan ganas de abrazarlos, como cuando res...

Hablemos bien de la ira.

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       L a ira tiene mala prensa. Seguramente es la emoción peor vista de todas. Culturalmente, rechazada. Educativamente, reprimida. Religiosamente, culpabilizada. Aunque el evangelio en más de una ocasión nos muestra a Jesús enfadado (“¿hasta cuándo os tendré que soportar?” les dice a los apóstoles en Mt, 17, 17). La ira se ha entendido mal y se ha tratado peor, normalmente por miedo a sus efectos.      Si comprendemos que cada emoción nos habla de nosotros mismos la ira nos comunica que un bien es importante para nosotros. Además, nos proporciona la energía para luchar contra lo que ataca a ese bien. Lo razonable es que los bienes que consideramos atacados sean propios, de otras personas o colectivos. Si solo nos encolerizamos por cosas propias seguramente nos falta algo más de presencia de los otros en nuestra vida.      Como decía, la ira nos proporciona la energía necesaria para defender el bien que vemos atacado. Nos mueve. (La...

¡¡¡Ya salió "Navegando juntos"!!!

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     La asociación Encuentro y Solidaridad ha publicado este librito en el que he colaborado. Os dejo la presentación del libro.      Está conformado por tres elementos.      El primero es una historia de amor. La vida del matrimonio de Teresa y Antonio contada por la propia Teresa. Una vida como la de tantos, una vida cargada de amor, con sus grandezas y sus imperfecciones que hacen más real el amor. No queremos presentarla como un modelo a seguir ni como un ejemplo a imitar. Queremos presentarla como lo que es, una historia de amor que provoca asombro, suscita preguntas y promueve esperanza.      El segundo elemento son algunas reflexiones de Diego. Algunas se han reflejado en los artículos que mensualmente se han ido publicando en la revista diocesana “Iglesia en Valladolid” en los últimos cinco años. Otras han sido adaptadas para esta edición. Son reflexiones que surgen de la observación de las relaciones familiares y trata...

Una pelota que se aleja, un dedo al que agarrarse y un camino por recorrer.

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     Es una pelota de tenis de esas amarillas. El niño, de unos dos años, juega con ella junto a sus padres mientras estos contemplan un espectáculo en la calle. La madre sostiene en brazos a su hija pequeña y el padre interactúa con el niño mientras mira de reojo el espectáculo. Cuando el niño le ofrece la pelota, la recoge y se la devuelve. El juego es sencillo. A veces, para complicarlo un poco más, el padre esconde las dos manos en su espalda, una de ellas con la pelota, la cambia de mano y enseña, ahora vacía, la mano que tenía la pelota. El niño primero se sorprende y después adivina que la pelota no ha desaparecido, así que señala la mano del padre que aún queda en la espalda e inmediatamente el padre la muestra la mano con la pelota.  Entonces el niño estalla en una carcajada alegre al adivinar la travesura del padre.                 De vez en cuando el niño interrumpe el juego par...

Examinemos nuestra herencia… emocional.

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     Una de las cosas que nos suelen dejar nuestros padres en herencia es un estilo emocional, una manera de relacionarnos con las emociones. Siguiendo a John Gottman podemos describir cuatro estilos emocionales.       El primero de ellos sería el estilo directivo. Es aquella manera de situarse ante las emociones que las reconoce y las nombra como una primera manera de hacerse cargo de la emoción. Pero no se queda solo en eso, sino que además de reconocerla y validarla, ofrece una guía de comportamiento ante esa emoción al tiempo que le pone algún límite a su expresión. “Entiendo que estás enfadado, pero no puedes dar patadas a las cosas, cuando estés calmado hablamos de lo que ha pasado”. Este tipo de guía no siempre conduce directamente a una respuesta adecuada en el otro, pero al menos ofrece el modelo por el cual se le capacita para desarrollar formas de afrontar sus emociones y decidir cómo comportarse ante ellas. Las personas que se han criado en...

El problema de espiritualizar el problema.

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       En una ocasión le preguntaron a don José Delicado, siendo arzobispo de Valladolid, qué vela era mejor para evitar los nublados. Contestó que “si uno se encuentra en la calle bajo un nublado que puede descargar es preferible, si no quiere mojarse, llevar un paraguas y no una vela encendida”. Don José iniciaba con esta anécdota en 1980 una carta pastoral en la que reflexionaba sobre la relación entre la fe y el desarrollo científico y técnico. Traigo esta anécdota a colación porque espiritualizar los problemas que nos presenta la vida es una forma errónea de afrontarlos.  En la vida afrontamos dificultades de distinta índole: crisis en el matrimonio, decisiones de los hijos que considero erróneas y que pienso que les van a causar dolor, una enfermedad, problemas laborales, la muerte de un ser querido, dificultades en la comunidad a la que pertenezco, problemas sociales o políticos… Hay veces que en ambientes católicos se entiende, por ejemplo, la enf...

Tragicomedia de los Aglutinassi y los Desapegatto (y II)

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                   En el artículo anterior dejábamos a Romeo Aglutinassi y Julieta Desapegatto comenzando su conflicto en la preparación de su boda. Provienen de familias muy diferentes, los Aglutinassi son una familia superunida. Los Desapegatto van un poco cada uno a lo suyo. Julieta no soporta la mínima intromisión de nadie que no sea Romeo en las decisiones sobre cómo celebrar su matrimonio. Eso es interpretado por los Aglutinassi como un desprecio descomunal a toda la familia y presionan a Romeo para que haga que Julieta ceda y se deje aconsejar por los Aglutinassi respecto de detalles concretos de la boda. Romeo empieza a verse entre la espada y la pared. Quiere a Julieta, pero le pesa como una losa la lealtad a los Aglutinassi. Trata de hablar con ella, pero ella le ve falto de carácter respecto de su familia de origen. No sabe imponerse y eso, para un Desapegatto es de las peores cosas que te pueden pasar, porque están acostumbra...

Tragicomedia de los Aglutinassi y los Desapegatto (I)

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Son dos familias muy diferentes, que no es que se lleven mal como los Capuleto y los Montesco de Romeo y Julieta, sino que son radicalmente distintas. Los Aglutinassi son una familia unida, siempre lo han sido. Pasan mucho tiempo juntos. Se reúnen todos los domingos a comer y quedan alguna vez más entre semana. Tienen sus propios rituales, muy marcados. Siempre han celebrado las cosas de la misma manera y les encanta no variar. Como alguien proponga una pequeña variación en la forma de celebrar la Nochebuena, inmediatamente todos se le echan encima. Lo pasan como enanos recordando momentos en común. Se cuentan todo unos a otros, los pequeños avatares de la vida y las grandes decisiones a las que se enfrentan. Se dan consejos mutuamente, aunque no se los pidan, pero es su forma de decir al otro que me importa, que le tengo en cuenta. Conocen el estado de ánimo de cada miembro. Cuando un Aglutinassi enferma, recibe el cuidado y la atención del resto de los miembros. El dolor de uno l...

Cuando la enfermedad visita a la pareja

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  El impacto de una enfermedad en una pareja trastoca de forma clara la síntesis entre intimidad y autonomía a la que una pareja o matrimonio ha llegado a lo largo de su recorrido vital.  Si pudieron hacer esa síntesis como pareja desarrollando las herramientas necesarias para conseguirla, es posible que en medio de la enfermedad puedan realizar los ajustes adecuados que la enfermedad requiere y que pueden ser cambiantes a lo largo de su evolución. Para ello es imprescindible entender que la enfermedad no es incompatible con el amor. Que es posible el amor en medio de ella, no solo por parte del miembro sano, que se convierte la mayor parte de las veces en el cuidador principal, sino también por parte del enfermo, que no pierde su capacidad de entrega y de acogida. Una de las tareas que ayudan a realizar esa síntesis entre intimidad y autonomía es la de abordar de forma realista las expectativas que cada uno de los miembros de la pareja tiene acerca del otro y cómo se ...

El desastre de la compensación habitual

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     Casarse tiene sus inconvenientes. Es así. Eliges a una persona y desechas a otras. Esa persona tiene sus defectos. Esos defectos a veces te hacen sufrir. No siempre los llevas con alegría. Hay veces en las que te sientes poco correspondido, cuestionado, abandonado, solo, dominado, criticado, rechazado o controlado. ¿Qué pasa cuando te sientes así? ¿Qué haces? ¿Cómo reaccionas ante tu propia reacción? Una manera desastrosa es la compensación habitual.      Partamos de que en la relación no es raro que busques un cierto equilibrio entre lo que das y lo que recibes. Estás dispuesto a dar apoyo al otro en sus dificultades y esperas cierto apoyo del otro cuando te vienen mal dadas. Estás dispuesto a dar afecto al otro y esperas cierto afecto del otro. Si te dedicas a medir, contar, calcular lo que das y lo que recibes, el matrimonio no llega a ningún lado. Pero lo normal es esperar que el matrimonio sea una especie de “toma tú y dame a mí”.    ...